América juega mal y juega feo. Ya
no es un secreto. La curva descendiente de rendimiento después de la goleada
ante Chiapas venía maquillándose con resultados favorables, pero hoy, aun
cuando se trata de un empate y no de una escandalosa derrota abultada, es del
conocimiento general que al equipo de Matosas algo le pasa.
La presentación del pasado sábado
por parte de los azulcremas es la más desalentadora en muchos meses. Sin negar
que este semestre sea atípico para América, contemplando la falta de
pretemporada y el poco tiempo del técnico con el plantel, los de Coapa no se
pueden permitir nunca y bajo ninguna circunstancia plantarse, ya sea de local y
visitante, con la pena con la que lo hicieron en el campo del Hidalgo.
América fue a Pachuca sin Pablito,
Benedetto, Pellerano y Guerrero y apenas iniciado el juego se quedó sin Osvaldo
Martínez, el único mediocampista central experimentado. En adelante todo el
planteamiento fue sudor y sangre. Piedra y lodo. El paso de las jornadas le ha
ido quitando brillo a los azulcremas; parece que el aceite del engranaje, antes
escaso, ahora es simplemente inexistente. América comenzó el torneo con una
clara idea: posesión, presión y ataque, pero transcurridas ya varias jornadas
de su “mejor juego” la afición águila terminó viendo el sábado un performance cauto,
rocoso, muy sacrificado y de mucha lucha sí, pero totalmente primitivo. A
piezas ofensivas ya en bajo nivel, se le suma la nulificación que sufren por el
sistema, llevando a Las Águilas a fundar sus esperanzas ofensivas en lo que
pueda generar Sambueza. Con volantes/extremos (Darwin y Arroyo) que no son
capaces de regular la altura de sus envíos y Peralta, que era mejor verlo el
año pasado con la ilusión de que con mejores acompañantes explotaría su
potencial a la certeza de verlo hoy igual de apagado.
Las mejores noticias que dejó
este encuentro vienen de la parte defensiva. Ventura, Goltz y Samudio se
mantienen en un nivel excepcional, siendo verdaderas murallas confiables en sus
posiciones. Irónicamente, hoy por hoy, la era de Matosas tiene sus mejores
hombres en la zona defensiva.
Es importante destacar, además,
la participación de dos jóvenes canteranos: Daniel Vázquez y John González,
quienes mostraron temple y actitud, siendo de importancia para el accionar visitante. Quizá
de las cosas más destacadas de la gestión de Gustavo Matosas al frente del
equipo sea la oportunidad y el juego para los jóvenes de las fuerzas básicas,
un discurso que todo entrenador que ha llegado al Nido desde hace años ha dicho
pero muy pocos lo han cumplido. Matosas, aunque sea por accidentes, lesiones y lo
corto del plantel, lo ha cumplido.
En una Liga como la mexicana, que
muestra un nivel tan decadente que las sensaciones del torneo son equipos que
luchan por no descender, partidos como estos pueden darse varios y la
calificación a la Liguilla no está en peligro. Pero América es un equipo
grande, el más grande del país, y en el ideal de sus aficionados está ver cada
semana un equipo que los divierta y alegre más de lo que los enoje y frustre.
Al América le restan ocho juegos
de temporada regular antes de una hipotética Liguilla. Si conocemos a Matosas,
sabemos que gusta de 13 fechas cuestionables y las últimas 4 de aceleración y
embalaje para llegar en nivel ascendente a la Liguilla, una estrategia que le
funcionó ya, pero estando en América, por plantel actual e historia, debería aspirar a
mucho más.
#PaulAguilarNuncaMás
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